La discriminación étnica en Francia

Posted by on February 5, 2014 in Blog, Noticias de Gipuzkoa | 0 comments

La discriminación étnica en Francia

En la medida en que el modelo de integración francés es republicano, se refiere a individuos abstractos fuera de cualquier identidad y pertenencia colectiva. La consecuencia de ello es que no aborda las desigualdades y discriminaciones que padecen los inmigrantes y sus descendientes. De hecho, cuando un empresario contrata a un empleado, un responsable concede un ascenso, un profesor orienta a un alumno o un propietario de vivienda alquila un piso, existe una gran desconfianza, más o menos consciente, hacia “las minorías visibles”. La realidad es que, en condiciones similares en cuanto a formación, edad o sexo, los inmigrantes así como sus hijos, corren un riesgo superior, que oscila entre el 20 y el 50%, de encontrarse en el desempleo, de no ascender profesionalmente, de ser orientados hacia formaciones cortas y profesionalizadas o de verse denegado el arrendamiento de un apartamento.

Para demostrar la existencia de discriminaciones étnicas en el ámbito laboral, Nicolas Jacquemet y Anthony Edo del Centro para la Investigación Económica y sus Aplicaciones han realizado un experimento. En efecto, estos dos economistas han trabajado sobre una muestra de 500 ofertas de empleo publicadas en la región parisina entre septiembre de 2011 y febrero de 2012. Han enviado 3.000 currículum vitae idénticos a varias empresas francesas con una sola diferencia: el nombre y apellido de los candidatos. Mientras que unos tenían un nombre-apellido claramente francés, otros tenían un nombre-apellido de consonancia extranjera. La conclusión a la que llegan es clara: “el mercado laboral francés se caracteriza por una fuerte discriminación basada en el origen”. De hecho, los candidatos cuyos nombres y apellidos tenían una consonancia extranjera han obtenido dos veces menos respuestas que aquellos que tenían un nombre-apellido francés.

Para el sociólogo Ahmed Boubeker, la persistencia de la discriminación étnica generación tras generación constituye un serio problema: “El tiempo pasa pero los hijos de inmigrantes no están tratados de la misma forma que los ciudadanos franceses en el mercado laboral, el sistema educativo o el acceso a la vivienda. Esta situación provoca necesariamente mucha ira y frustración en los barrios desfavorecidos. Todo un sector de la población se encuentra fuera del derecho común a pesar de que haya nacido y crecido en Francia”. En este sentido, la experiencia de la discriminación de la que habla François Dubet en su último libro titulado Pourquoi moi? L’expérience des discriminations (Por qué yo? La experiencia de las discriminaciones) es aún superior entre los descendientes de inmigrantes, ya que han nacido,  estudiado y a veces trabajado en el Hexágono y han interiorizado los valores de la República (libertad, igualdad, fraternidad). No entienden por qué no gozan de las mismas oportunidades que los autóctonos.

La amargura es aún mayor sabiendo que, desde el inicio de los años ochenta, a pesar de las movilizaciones de los descendientes de inmigrantes tales como la famosa “Marcha de los magrebíes” de 1983, ninguna política pública de cierta magnitud ha sido llevada a cabo para reducir las discriminaciones étnicas. Como lo indica Anne Chemin, “Francia se conforma con condenar moralmente semejantes prácticas” y la última gran ley sobre el racismo data de 1972. Como lo subraya el presidente del Consejo Representativo de las Asociaciones Negras (CRAN), “cuando el gobierno lucha contra la violencia de género, no se conforma con expresar su reprobación hacia los hombres violentes, sino que elabora unas leyes y políticas públicas. Es preciso hacer lo mismo con las discriminaciones raciales”. Una de las razones de ese inmovilismo estriba en la ausencia de estadísticas étnicas en Francia. Por razones históricas, relacionadas por el uso de datos relativos al origen y a la religión de los ciudadanos galos durante la Segunda Guerra Mundial, lo que condujo a la identificación, detención y deportación de numerosos judíos, las estadísticas étnicas están prohibidas desde entonces. De ese modo, es difícil determinar las discriminaciones étnicas y desarrollar políticas eficaces de lucha contra ellas.

Estas discriminaciones son aún más preocupantes que el clima social se ha deteriorado notablemente con el inicio de la crisis económica. De hecho, desde 2009, el índice de apertura elaborado por Vincent Tiberj (inspirado en el trabajo del investigador norteamericano James Stimson) no ha parado de declinar. Así, existe una fuerte crispación contra el Islam en la sociedad gala, dado que el índice de tolerancia baja de manera significativa para las personas de confesión musulmana y los magrebíes. Para Tiberj, “si comparamos nuestra época con la época situada entre las dos guerras mundiales (1918-1939), podríamos decir que hoy en día el musulmán, seguido de cerca por el magrebí, ha sustituido el judío en las representaciones y la construcción del chivo expiatorio”.

Para Pierre-André Taguieff, esta islamofobia encuentra su origen en el “dinamismo internacional del Islam político (…). El viejo racismo anti-inmigrante y anti-magrebí ha sido reformulado, en una denuncia más o menos paranoica de la islamización. Desde el inicio de los años noventa y más todavía desde el 11 de septiembre de 2001, el Islam en el mundo tiene un aspecto más conquistador, lo que asusta a numerosos franceses”. Y añade, “si muchos ciudadanos franceses exageran esta amenaza, es simplemente porque este fanatismo mundial hace referencia, en el Hexágono, a una fragmentación multi-comunotarista”. En realidad, el riesgo comunotarista no existe en Francia y es exagerado por los “republicanistas”, sean responsables políticos, intelectuales o periodistas, que consideran cualquier signo de identidad y pertenencia no estrictamente francés como una amenaza para la República.

Sean cual sean las razones de las discriminaciones étnicas, su número aumenta y sus formas se diversifican, especialmente desde la crisis económica de 2008. En efecto, los inmigrantes, especialmente aquellos provenientes de las antiguas colonias francesas, son percibidos como rivales potenciales para acceder a becas escolares, puestos de trabajo, subsidios sociales y viviendas de protección social, de modo que una parte de la ciudadanía gala recurra a actitudes discriminatorias para diferenciarse. La percepción y experiencia de estas discriminaciones es aún superior entre los descendientes de inmigrantes de nacionalidad francesa que no entienden por qué no pueden gozar de los mismos derechos que los autóctonos, lo que genera malestar, frustración e ira, que en ciertas circunstancias puede desembocar en disturbios urbanos tales como los que tuvieron lugar en 2005 en numerosos barrios desfavorecidos de los suburbios urbanos.

Tribuna Abierta publicada en el periódico Noticias de Gipuzkoa el 5 de febrero de 2014

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2014/02/05/opinion/tribuna-abierta/la-discriminacion-etnica-en-francia

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