LA POLÍTICA DE VIVIENDA EN IPARRALDE

LA POLÍTICA DE VIVIENDA EN IPARRALDE

La vivienda se está convirtiendo en una problemática central en el País Vasco norte, tanto para la ciudadanía como para las administraciones públicas. De hecho, al ser un territorio atractivo, por su identidad propia, su calidad de vida y su dinamismo económico, la población de Iparralde ha crecido un 9,6% en la última década. Y esta progresión continúa, dado que 3.062 habitantes adicionales residen en el territorio respecto al año anterior, para alcanzar 312.754 habitantes hoy en día. No en vano, esta población se concentra en el litoral vasco y, en menor medida, en el interior de Lapurdi, mientras que Zuberoa continúa perdiendo residentes (-4,7% entre 2010 y 2020). Esto se traduce por una fuerte tensión inmobiliaria en la costa vasca, donde se concentra la mayoría de la población del territorio, en la cual se instala preferentemente la población recién llegada y donde el suelo edificable es escaso, lo que provoca una insuficiencia de viviendas disponibles y un fuerte incremento de los precios. Al contrario, con la desertificación rural y el traslado de la población desde el interior hacia el litoral, numerosos municipios rurales pierden habitantes y se encuentran con una cantidad no desdeñable de viviendas vacías. En otros términos, Iparralde compagina unos problemas de escasez de vivienda, de dificultad de acceso al hábitat, tanto en alquiler como en propiedad, y de desequilibrio territorial. Para enfrentarse a esta situación poco halagüeña, los actores locales disponen de instrumentos normativos y reglamentarios elaborados a nivel estatal, a los que se añaden las políticas de vivienda desarrolladas por las distintas administraciones públicas, que gozan de notables presupuestos, para regular el mercado de la vivienda. A nivel local, la toma de conciencia de los actores sobre la necesidad de desarrollar una política de vivienda propia para el territorio es relativamente reciente, dado que empieza en 1993 con la Prospectiva País Vasco 2010.   Se produce un salto cualitativo con los primeros proyectos de territorio, elaborados respectivamente en 1997 y en 2007, con el Esquema de Ordenación y Desarrollo y País Vasco 2020. El primero, que asocia hábitat y vida cotidiana, incide en la escasez de vivienda y en los desequilibrios, tanto económicos (con el peso del hábitat estacional) como espaciales (con la especialización de los territorios), lo que provoca un problema global de escasa fluidez del mercado inmobiliario. El segundo, que se interesa por el urbanismo, el hábitat y lo terrenal, formula una serie de propuestas, tales como la creación de una Agencia de Urbanismo Local, la puesta en marcha de instrumentos de planificación, la implementación de programas de mejora del hábitat, la constitución de un Observatorio Terrenal, la construcción de viviendas sociales o la creación de un Establecimiento Público Terrenal Local.  Esto desemboca...

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